Enzo está pasando por la peor época de su vida: tiene 16 años. Y con ello viene el miedo al cambio, intentar encontrar un lugar en el mundo, y quizás, encontrar el amor. Enzo es un coming-of -age dirigido por el francés Robin Campillo (BPM - Beats pear Minute) y co-escrita por él mismo, Laurent Cantet y Gilles Marchand, en donde nos adentramos en la mente de un joven que busca esa chispa que lo hace querer vivir con más intensidad.
Enzo (Eloy Pohu) es un joven que en apariencia parece tener la vida resuelta: sus padres son ricos, es un artista prodigio y puede conseguir cualquier chica. Pero dentro de Enzo, su corazón busca libertad, por lo que abandona cualquier expectativa que su familia o amigos tienen sobre él y decide dejar la escuela para comenzar a trabajar en una obra de construcción. Ahí él buscará conocer el valor del trabajo duro, pero en su lugar conoce a Vlad (Maxym Slivinskyi), un albañil ucraniano que se encuentra en una encrucijada al decidir si debe volver a la guerra o permanecer junto a Enzo.
A simple vista, Enzo parece poseer todos los elementos que convierten a un coming-of-age memorable, pues plantea una situación con la que creo que todos empatizamos: buscar nuestro lugar en el mundo. El problema es que me parece que es una gran idea, pero mal ejecutada.
Enzo aparenta conectar con la audiencia al principio cuando decide tomar las riendas de su vida para buscar un propósito, pero lamentablemente su actitud arrogante y rebelde rompen la conexión bastante rápido. Enzo se convierte en un personaje insoportable demasiado pronto, y esto me parece bastante lamentable, pues una vez que esto sucede, no hay vuelta atrás.
La cinta nos intenta transmitir de cierta manera que la forma de vida de Enzo lo ha obligado a ser de esa forma, pero no justificación ni una pizca de empatía con las terribles decisiones que va tomando a lo largo de la historia. Y no, ser tan joven no lo justifica tampoco. Enzo comienza a ser egoísta con su familia, sus amigos y con Vlad, quien termina siendo el mejor personaje de la película.
Vlad es un inmigrante ucraniano que junto con su hermano, buscan la forma de ganar dinero para aspirar a una vida mejor. Él es casi 10 años mayor que Enzo, y pese a sus distintos estilos de vida, logran conectar de forma bastante cercana. Esto para Enzo es un punto de quiebre, pues las emociones y sentimientos que le genera estar con Enzo lo transforman de amor a obsesión.
Me parece bastante interesante las interacciones que tienen ambos, pero sobretodo, la madurez con la que actúa Vlad ante el comportamiento de Enzo. Lamentablemente esto les traerá consecuencias a ambos, y puede que no sean las mejores. Es palpable la inspiración que obras como Call Me By Your Name tienen en Enzo, pero a diferencia de la obra de Luca Guadanigno, Enzo no logra aprovechar los elementos que tiene ni la historia que construye para generar un impacto similar. Las actuaciones del elenco son bastante buenas. El personaje de Vlad termina robándose los reflectores, pues no solo se convierte en el centro del mundo de Enzo, es también el que puede ponerle punto final.
Enzo es una propuesta interesante, pero que para mí no logra despegar por completo, y aunque posee escenas contemplativas y un discurso introspectivo bastante fuerte, siento que al final no llega a nada. Si eres fan de este tipo de cintas, definitivamente te recomiendo que le des una oportunidad, de lo contrario, no creo que sea definitivamente tu agrado.
¡Ya puedes ver Enzo en cines! Agradecemos a Cine Caníbal por la invitación a la función de prensa de esta cinta para poder realizar la reseña de la misma.





